La historia de la Pizzeria Vesuvio comienza en Catania, Sicilia…lugar donde nacimos Nino y yo. De pequeño lo que más me fascinaba al pasar delante le la pizzería de mi barrio, era ver al pizzero extender la bola de la masa, en una perfecta forma redonda dándole vuelta entre sus manos y lanzarla en el aire sin dejarla caer, como si fuera parte de su cuerpo. Mis padres a veces nos llevaban a comerla y era siempre una fiesta para mí y mis hermanos. No hubiéramos nunca imaginado que la pizza, esa cosa redonda aliñada con ricos ingredientes, se convertiría en la base principal de nuestra vida.
El destino nos llevó a emigrar en Alemania y después de un tiempo de adaptación, probamos fortuna en varios oficios hasta tener la suerte de trabajar con un conocido pizzero napolitano que no solo nos enseñó el oficio, sino que nos transmitió su secreto de representar en sus pizzas la esencia de nuestra Italia natal. La pizza, que antes solamente degustábamos, ahora la preparábamos bajo la mirada de un maestro y con la hasta entonces, para nosotros, secreta receta.